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Las nuevas formas de trabajar que vienen para quedarse
No hay más que fijarse en las nuevas empresas para darse cuenta del profundo cambio en el ámbito corporativo. No solo por la forma de realizar las mismas tareas, ahora de forma automatizada y eficiente. Sino porque entienden la organización en red. En las organizaciones más jóvenes, las personas se reúnen a distancia, se documentan en remoto, contactan con el mejor profesional internacional para una tarea concreta, se forman entre pares y se actualizan virtualmente. Pero especialmente, son conscientes del valor que aporta al conjunto cada individuo.
Las personas han cambiado profundamente sus vidas con la democratización tecnológica: la forma de consumir, de relacionarse, de informarse, de hacer la compra, de ligar… No así en el ámbito empresarial, en el que hay más resistencia a incorporar nuevos hábitos de trabajo.
La gran transformación no va de tener más o menos tecnología sino de enchufarse a la conexión en red y a los cambios sociales. Y sí, la tecnología ayuda.
La actitud hacia el trabajo ha cambiado
Las nuevas generaciones ven las habituales formas de trabajar regidas por un horario y un espacio fijos, como una rémora del pasado. No aportan nada que no puedan hacer una conexión a la red y un móvil u ordenador. Y así como es verdad que el contacto físico -¡afortunadamente!- continúa siendo imprescindible para los humanos, hay muchas formas de mantenerlo mientras se flexibiliza la relación laboral.
El gran cambio que aportan los jóvenes es el gran valor que dan a su tiempo. No quieren vivir para trabajar, como sus mayores, quizás porque… los estilos de vida y las estructuras familiares han cambiado (es habitual que compartan piso o que vivan viajando, como demuestra el boom de los nómadas digitales). Formados muchos de ellos de forma autodidacta, han eliminado la frontera entre vivir y trabajar: aprender es un placer, adoran volcarse en un proyecto cuando se está inspirado y dedicarse a temas personales, meditar, jugar o hacer ejercicio, cuando se está cansado o embotado. Tienen claro que las personas tenemos ritmos naturales de concentración y descanso, más allá de un horario laboral.
Los mejor formados o más talentosos en sus respectivos ámbitos profesionales, son además muy conscientes de su valor, y no suelen perseguir trabajar toda la vida para una empresa, ni les tientan los súper contratos. Les motiva mucho más proyectos interesantes que les permita seguir aprendiendo y aportar su valor diferencial.
Estos son algunos de los grandes cambios personales que están transformando la visión del trabajo y de la gestión.
Trabajo flexible
Si se puede comprar o consumir cultura a cualquier hora del día y de la noche, ¿por qué no trabajar? ¿Para qué perder tanto tiempo en desplazarse a un lugar de trabajo? ¿Qué sentido tiene hacer lo que se te dice en vez de pedirte un resultado? Salvo ocasiones puntuales, ¿tienes respuestas claras a estas preguntas?
De aquí que en muchas empresas se estén introduciendo sistemas laborales flexibles que determinan una mínima jornada fija y horas flexibles para adaptarse a las distintas necesidades de los trabajadores. Cuando no contratar medias jornadas, o a autónomos que desarrollen tareas concretas.
¿Qué es imprescindible para ello? Incentivar la autonomía del empleado. Es decir, que la empresa transforme su mentalidad de control en una basada en la confianza y la capacitación profesional. Que favorezca un entorno en el que las personas deseen trabajar (además de estar obligadas a ello), porque con el trabajo aprenden, se desarrollan, se relacionan, se conocen y crean su futuro. Y que son capaces, además, de entender las necesidades de la empresa y comprometerse. Hablamos de que el trabajo se mueva por “la gran palabra”: motivación.
La tendencia creciente en EE. UU. de externalización de tareas está demostrando que esta actitud es real: se contrata online para tareas concretas -especialmente difíciles o especializadas- a autónomos de cualquier lugar del mundo, que desarrollan únicamente esa tarea y cobran según resultados. La empresa queda libre de ofrecerles empleo y carrera profesional, e incluso al margen de la legislación laboral. Y obtiene a cambio a uno de los mejores especialistas en su campo.
Liderazgo conectado a los nuevos valores
Como cualquier sistema, lo nuevo tiene luces y sombras. No es mejor ni peor sino más conectado a la vida que surge tras la revolución tecnológica, que deja sin sentido muchos de los modos que conformaban nuestros días.
Basta con perder el miedo al cambio e interesarse por las posibilidades del presente. Delegar y empoderar a los empleados no tiene que ser tan malo. O aprender a trabajar de forma ágil. O ejercer un liderazgo más horizontal. Aunque está claro que no es fácil.
Desde Cataliza apostamos por el codesarrollo profesional como gran motor de cambio. Ofrece un espacio y una metodología con los que dar los pasos necesarios para que el cambio ocurra: escucha, aprendizaje, enriquecimiento, colaboración. Crea una visión conjunta compartiendo experiencias. Y lo que es más importante, se basa en la confianza.
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