Mutum Post
Inteligencia Colectiva
para mejorar el bienestar
La experiencia en red está demostrando la eficiencia de conectar a los individuos. Un grupo diverso puede obtener mejores conclusiones que un directivo, aprenderá en el proceso y enriquecerá el conocimiento colectivo de la empresa. Es hora de convertir el capital social en inteligencia colectiva.
En estudios anteriores propios sobre el bienestar en la organización, ya detectamos que, pese a que las acciones de apoyo a los trabajadores tienen principalmente un enfoque individual, el enfoque colectivo tiene un enorme potencial: las dificultades que atraviesan las personas son un desafío para todo el equipo.
Dificultades personales para interactuar o pedir ayuda, las tan comunes luchas de egos, falta de confianza o de iniciativa, miedo a enfrentarse al grupo…, o la búsqueda de soluciones a problemas laborales, pueden superarse creativamente mediante la inteligencia colectiva. ¿A qué nos referimos con esto? A crear en la empresa un espacio de comunicación fluido y diverso, en que se comparten experiencias y se aportan diferentes puntos de vista, para incentivar el crecimiento personal y la búsqueda conjunta de soluciones.
Desarrollar inteligencia colectiva en la organización es una nueva manera de entender y gestionar el clima laboral: utilizar la experiencia de equipo como una fuente de conocimiento y de mejora.
De capital social a inteligencia colectiva
Tres son las claves de la creación de inteligencia colectiva para mejorar el bienestar:
1. Enfatizar en la empresa la interacción: el bienestar es relacional, necesita de oportunidades en que expresar necesidades, opiniones y sentimientos, a la vez que estrechar lazos personales.
2. El apoyo mutuo: las personas se ponen muchas barreras para pedir ayuda dentro del trabajo, por miedo a parecer incompetentes. Romper este freno libera un gran potencial creativo.
3. La solución de problemas en grupo: los implicados amplían su visión de la situación, los “externos” practican la empatía, la empresa genera conocimiento colectivo.
“Sabiduría de la multitud: los grandes grupos son más inteligentes que las minorías selectas”. Surowiecki, Wisdom of Crowds
Se trata, más que de acciones concretas, de desarrollar paulatinamente en la empresa una “inteligencia colaborativa” en que cada miembro aporta su experiencia y su creatividad como parte de un todo. Apostar por la aportación grupal para llegar a ideas grandes.
Diseñar un proceso en que se van abandonando actitudes como la visión unidepartamental, la competencia de ideas, la sumisión a la propuesta mayoritaria… Y se va organizando un entorno colaborativo, en que se incentiva la participación mediante estímulos y reconocimiento.
Son interesantes los resultados del estudio de Thomas Malone y Christopher Chabris, publicados en El País, y que destacan por ejemplo que los equipos más inteligentes no son necesariamente aquellos cuyos miembros tienen mayores cocientes intelectuales individuales, sino que se caracterizan por contar con más mujeres, sacar mejor puntuación en una prueba llamada «leer la mente en la mirada” y contribuir de forma más repartida a las discusiones en grupo, en lugar de dejar que las dominen una o dos personas.
Este camino convierte el entorno laboral en un continuo proceso de aprendizaje individual y colectivo. Cada persona observa su forma de razonar, aprende a escuchar, a analizar situaciones, ampliar su mirada. El grupo aprende de otras experiencias, de errores cometidos, del propio proceso de conversión del capital social en inteligencia colectiva.
Codesarrollo para implementar soluciones conjuntas
En Cataliza somos expertos en el Codesarrollo Profesional una metodología basada en el “action learning” y el aprendizaje colectivo. Ayudamos a desarrollar una cultura de cooperación y potenciar la inteligencia colectiva en la organización. Es un método que incentiva el potencial que ya existe en la empresa.
Trabajamos en el marco de un nuevo tipo de reuniones moderadas, en las que un grupo de participantes, con el mismo nivel de puesto o función, comparten experiencias, exploran puntos de vista, se enriquece la visión general y se estimula la generación de fórmulas imaginativas, a partir de los propios participantes.
Un caso propio:
En el mes de marzo, un responsable pide a un equipo de colaboradores que le confirmen sus preferencias para organizar las vacaciones. Como resultado de la consulta, se da cuenta de que algunos colaboradores ya tienen hechas reservas y no tiene personal para cubrir el servicio durante algunas semanas. El reto que tiene por delante es cubrir el servicio, además dar respuesta a las preferencias de las personas y de su entorno familiar.
La ayuda de los participantes en una sesión de codesarrollo profesional le sirvió para establecer un protocolo que le permitiera hacer la propuesta con más tiempo, y preparar mejor los beneficios y ventajas de consensuar unos mínimos de presencia en semanas en que la mayoría prefería estar fuera.
Lo más interesante del caso no fue solo la ayuda directa a la persona que exponía su caso, sino como el resto de los participantes del grupo reflexionó sobre la importancia de los detalles, de la valentía en los actos comunicativos y la coherencia y autenticidad. Fruto de estas reuniones, otros miembros del grupo también compartieron otros retos que estaban provocando mal ambiente en el trabajo. Una comunicación fluida entre RH, la parte operacional y las propias personas afectadas, se mostró como clave para actuar con suficiente información, moderación y buena voluntad.
Ser más que un colectivo
La colaboración activa traslada el conocimiento del individuo al colectivo. Lejos de invertir en complicados gestores de contenidos, el reto ahora es cómo conectar a las personas. Que van enriqueciendo sus conocimientos, mientras transfieren su experiencia. Sus aportaciones suman, reciben un reconocimiento y generan un valor en la empresa. Es hora de abrir la puerta a la inteligencia en red para solucionar cualquier tema y activar la innovación.
Por ejemplo, frente al reto de la jubilación o prejubilación de colaboradores ¿Qué hacer? ¿Exigir una actualización profesional de estas personas? ¿Ayudarlas a prepararse para la jubilación? Es un dilema que, gracias al método del Codesarrollo, muchas organizaciones están afrontando con dignidad y escucha. Aceptan el envejecimiento de la población y a la vez renuevan sus plantillas, procurando un diálogo entre el saber organizativo y la sabia nueva. En estos casos, la constitución de equipos de diferentes generaciones ayuda a crear una base común de desarrollo organizativo.
Queramos o no, estamos formando parte de la creación de nuevas redes neuronales que sobrepasan el cerebro individual, y acrecientan la capacidad de empresas y sociedades.
Ya funcionamos en colectivo. Solo tenemos que abrirnos a nuestra inteligencia en grupo.
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